Cuando conocí el lenguaje, conocí la vida,
parece fácil entenderlo, vivirlo, hablarlo,
sin embargo, al hacerlo día a día, descubres
lo realmente difícil, sinceramente, lo digo:
amarlo, cada palabra tiene su sintaxis, gramática,
ortografía, contexto y otros delicados conceptos
que diariamente he aprendido y he enseñado.
Para los recién nacidos el sonido lo es todo, el tacto
y las sensaciones lo llenan, lo alimentan,
cuando crecemos,
los niños nos absorben
y faltan palabras para describir
la belleza de las cosas que nos rodean,
y vuelve a ser el lenguaje
su alimento.
Para los jóvenes es suficiente conocer la moda,
hablar como todos y no decir nada,
disfrutar y escuchar dos frases,
pero cuando la madurez llega,
cuando al amor aparece en sus vidas,
el lenguaje está ahí, esperando que lo busquen,
deseando que lo usen.
Vivirlo, amarlo y usarlo es el lema
que diariamente hemos de elevar,
tan simple y ...ahí está.