Quise volar
contigo, mariposa,
y me invitaste.
Sobre tus alas
volamos por el mundo
sin rumbo fijo.
Pasamos ríos,
praderas y montañas,
también aldeas.
Cruzamos valles,
senderos y cañadas,
hoy olvidados.
Nos acercamos
al mar y a las resacas
junto a las playas.
Vimos gaviotas,
jugando perezosas
y vigilantes.
Pero llegamos
al lado de unos niños
en algún parque.
Allí jugaban,
reían sin malicia
y eran felices.
Me estremecí.
y nada me dijiste,
mi mariposa.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/04/20