En el suave despertar de la bella aurora
bebo las rojas fragancias que manan tus labios,
ascienden risueñas en los efluvios del alba
para derretirse entre los dedos de mis manos.
La verde luz que irradian tus ojos hechiceros
prende la llama de mi corazón arrobado,
que palpita con el dorado fuego
de unos aguijones envenenados.
Tus pétalos acarician las dulces abejas
mientras liban el rubio néctar de tus encantos
y un ligero soplo del apacible céfiro
al cielo se lleva los gemidos más amargos.
En el bello despertar de la suave aurora
mis sueños se licúan entre sutiles bálsamos
y las llamas de mi flébil corazón se encienden
con los suspiros de unos rojos labios.
En las alas del viento