Por las calles de Montevideo
con aroma aun a sanducero,
caminando a paso libre
llega a su hogar alegre
ese hombre con sueño en la mano
bien acogido, él ufano,
con festín en mesa le recibió
y su presencia engrandeció
aquella que con amor abraza
sus alegrías, logros y añoranzas.
Cálido hogar en canelones
que hoy conoce de nuestros amores
leña, asado y un buen vino
con alegría trae este hombre divino
canario feliz canta
y vuela sobre rio de plata
anhelando un día volar
hacía mí para podernos amar.