Siryed Avles

El jardín de mi corazón

En un hermoso jardín del Oriente,
donde las Epimélides descansan,
donde las feroces bestias se amansan,
mi corazón se ha quedado hondamente.

De mi alma y mente el jardín es el puente,
es ahí, donde las ninfas remansan
¿las ninfas cantan hasta que se cansan?
¡no sé! dijo un sátiro vivamente.

Hoy he partido, más no mi corazón,
he ido corriendo a los brazos de Ondina,
y me protegí en el caparazón.

Con mi gran pobre alma ya muy cansina,
Fui por mi corazón en el manzano,
y me dije ¿todavía es profano?.