Soy un recuerdo de lo que fui,
el reflejo de una imagen borrosa sobre un charco de lágrimas,
el llanto de la humanidad que exhala su último aliento aún inconscientes de ellos,
almas que vuelan a mundos mejores.
Mundos en los que aún se cree en ellas,
en los que llorar es bonito, pero de emoción,
en los que dientes amarillos forman sonrisas,
sonrisas de auténtica felicidad,
porque el color aquí es una opción dentro de un arco iris, no una distinción.
Donde querer no es más, es mejor,
reír no es humillar, es bienestar,
perder no es tristeza, es independencia,
Donde elegir no es obligación, es libertad.
Mundos donde todo esto no sea mera fantasía sino pura realidad.