“Que desperdicia . . . sin tiento.”
Amlo necesita, urgente,
al Dios Cronos que lo oriente
en eso de emplear el tiempo
que se le va como el viento.
Su ciclo pasa, decrece,
próximo noviembre trece
cumplirá sesenta y siete
años, de achaques grillete.
Le han de pesar en el alma,
le han de hacer perder la calma,
los catorce que, en la escuela,
perdió . . . en fósil secuela.
Más dieciocho de campaña
golpean su existir con saña,
pues, son irrecuperables
para su ser insalvables.
La edad se le vino encima
va descendiendo la cima
de su vida “productiva”,
pronto quedará inactiva.
Llegó muy tarde a la cita,
juventud se necesita
para acometer la empresa
presidencial tan intensa.
Hoy, sigue perdiendo el tiempo
que despilfarra sin tiento
esperando a los aviones
en las aéreas estaciones.
En los viajes carreteros,
en ociosos derroteros,
mientras la foto se toma
y su fiel vejez . . . asoma.
En tanto, así, se entretiene,
pierde un tiempo que no tiene
lo malgasta en tarugadas
todas éllas malhadadas.
En las diarias “mañaneras”,
en sus verbales diarreas
sabatinas, domingueras,
en sus giras tan placeras.
Pierde el tiempo repitiendo
lo mismo, por Dios, no entiendo,
sin proyectar al país
rumbo a un progreso feliz.
Saber del tiempo es virtud
dijo Renato Leduc,
queda claro que en Andrés
lo suyo es la insensatez.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 24 de julio del 2020
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