Vigorosa espada,
forjada entre mil batallas,
formidable tempestad
surgiendo del pavoroso mar.
Ella, luz crepuscular,
sosiego en la obscura
impotencia del mal. ¡Ella!,
quien concibe la eternidad.
Ella viste de virtud su alma,
primorosa identidad,
el privilegio de su victoria
rompe el límite existencial.
Hoy, más que en cualquier otro momento,
siempre será ella desafiando los tiempos.