Laura Cordero

BELLA DALIZ

Estaba pensando por dónde empezar, tengo miles de ideas confrontándose en mi mente pero, creo que hay sentimientos y emociones que, las letras no describen aunque; es una forma adecuada para, redimir el tiempo perdido y las ideas equivocadas…  podemos odiar, tratamos de olvidar pero, por algo debemos empezar, con pluma y papel ordeno las ideas y me disgusto con todos mis recuerdos. Te conozco hace tiempo pero, si preguntan dónde estás ahora, con un nudo en la garganta diría que, no hablamos hace un siglo que, mi mente demente se pierde de repente y simplemente se aleja de toda mi gente. A veces prefiero no escribir, no llamar, simplemente me alejo, no me gusta lastimar, pero cuando lo hago aunque sea con el pensamiento, suelo buscar un banco para poder descansar y todos los malo sentimientos poder descargar. Subo a las montañas, suelo pensar que mientras más alto suba Dios escuchará lo que tengo dentro del alma, suelo imaginarme aquí contigo, hablando y riendo de la vida, mirando al vacío, sintiendo poder tocar este mundo tan frio… suelo pensar en tus ideas, tus bromas, y los recuerdos dan palo, reniegan por mi actitud, pues así soy yo, la chica con el corazón de piedra pero, siempre pienso en ti, en mi hermana, mi complemento, la chica que podía tratar con mi comportamiento, esta demás decir que, eres esa persona que siempre llevo en el bolsillo, quizás no comprendas mis frases cruzadas y todas mis ideas desorientadas pero, suelo decir te llevo en el bolsillo, esperando un día tu fría mirada poder descubrir… han pasado años, largos y difíciles, pero viviendo a fin de cuentas, tratando de hacer el mundo un podo mejor, a veces riendo o quizás llorando, la vida viene una sola vez y no hay tiempo que perder, la gente suele pensar que lo más valioso es el dinero, cuando en realidad lo verdaderamente valioso es el tiempo que, se agota paso a paso, segundo a segundo, pero en fín.

 

Recuerdo a la chica lunática, a mi amiga sincera      

la que solía decir feliz cumpleaños aunque yo no quiera.

Recuerdo también

tus ideas imprevistas,            

llenas de alegría 

loca solía decirte.                        

Por supuesto sin ofenderte,                               

siempre diciendo las cosas de frente,

Los ajenos se sorprendían y ¿así se llevan bien?

fuimos cero hipocresías,

aunque a veces si me molestaba

por palabras que decías.

 

Recuerdo la historia del maíz,

donde me ponías como la demente

que mataba a la gente,

reí con esa historia.

Mucha imaginación,

historia de terror      

con un poquito de color...