El agua ya no era rio ni era mar.
Tampoco el fuego era el incendio forestal.
La tierra no era más tierra en que sembrar.
Y el viento, el viento no era viento, era tristeza, era nostalgia, lamentos, pactos rotos, el silencio, mi pluma reclamando su recuerdo
pero su alma ya no escucha nada más.
Y sus pasos, de mis pasos eran la
huella, le busco entre mis letras, pero no
la puedo encontrar.
No soy nada, la sombra de miradas esperando en la ventana y las noches transformándose en las mañanas.
Las hojas hoy vuelan como alas de aves tempranas, y sus cabellos agitándose en mi mente, sus besos hoy seducen mi silencio,
y los reflejos que se apagan lentamente.
La espera y la calma nunca vienen,
entre versos delirando mis madrugadas,
palabras esperando su espejismo, el recuerdo de sus besos en mi boca son mi karma, y mi alma va en picada hacia el abismo, soñando que tus ojos la detienen.
Y caigo, caigo trazando un infinito espiral, esperando llegar al piso, para así ponerle punto final a esta tortura de beber y estar sediento, de comer y estar hambriento, de amarte y estar muriendo.
Eternas Lunas-.