Yamila Valenzuela

Longevidad (mucho de mí)

 

 

 

Estrella de mi horizonte azulada

que aun me cantas y arrullas

en mis noches desoladas

acariciándome el alma

y haciendo de mis alboradas

las más dulces madrugadas.

Enterneciendo a mi espíritu

con lo sutil de tus palabras

con nuestro amor prendido

en los aromas y mieles de tus miradas;

cual flor longeva, única y madurada.

Eres mi cálida y mi hermosa Ma;

mi alegría diaria, infinita y sin par;

eres respeto, amor y benevolencia,

energía pura y de nunca acabar,

mi sol tibio de media noche

mi empuje, mi fuerza espiritual

mi canto del sinsonte y el jilguero,

mi agua sanadora, cual santo grial.

La mirada que siempre me levantará

la sonrisa rosa, de un fresco manantial;

eres eternamente delicada y hermosa

la brisa y la alegría que esparcirá

todas mis hondas tristezas,

y que mis lágrimas secará.

Gracias, eternas gracias Ma

me diste todo de ti, me das aun más,

me hiciste una delicada mujer

llena de amor, compresión y paz.

Gracias, eternas gracias Ma

eres mi fe, mi eternidad,

la mujer que me enseñó

a confiar, a amar y perdonar

a ser discreta, fiel y a soñar.

Ma eterna, me diste todo lo que soy

me enseñaste todo lo que sé

me cuidaste con ternura

Y por eso soy mujer.

 

Felices ciento un años Ma

Que Dios nos siga bendiciendo

Para seguirnos abrazando

Y de tus risas, buen humor

Cantos e historias gozar.

 

No estoy contigo,

Pero mi alma te abraza, siempre.

Te amo eternamente.

 

Capullito de alelí; nuestra canción favorita.

¿Recuerdas Ma, cuanto la bailamos tú y yo?

 

Yamila.