Mis manos no se enfrían ni congelan
te esperan con el sol en mi morada
mis manos se suavizan y te anhelan
anhelan anidar en tu almohada.
Quisiera ser la bruma y la paloma
paloma almidonada que en su vuelo
se agita con el viento y con su aroma,
aroma tu velada y mi desvelo.
Quisiera compartir ese lejano
paisaje que me brinda tu mirada
porque yo he sido tu último verano
por siempre y para siempre enamorada.
Quisiera transitar por lo que amamos
cubrirme enteramente en fantasías
soltar aquello que los dos callamos
vivir con tus caricias siempre mías.