Am. S. D

Las manos que tiemblan

siento la mirada del sol atravesando la desnudez endeble de mi cuerpo

y vulnero las paredes que secuestran mi acercamiento a la vida.

 

el día ya no dormita

y los animales salvajes por inercia renuncian al convenio de una noche inclemente. 

Alguien ha desvalijado mi melancólia 

la persigo en el vértigo 

la busco 

me invento su indicio

y su olor me importuna 

porque reconozco que aún me perfora si la recuerdo 

pero hoy la veo distinta

la veo partida por la mitad 

con esas manos suyas 

que son como las de un niño que tiembla

y veo su gesto de mentira y ya no siento lo que sentía al ver ese gesto. 

entonces la miro 

y comprendo

que aunque mis lagrimales griten cataratas de rabia triste desde la víscera de una lágrima, 

su cuerpo no es mi cuerpo

mis vocales no nacen en su boca

su manera de sentir no violenta ya mi sentimiento 

y esas manos de niño que tiemblan y tiemblan

han dejado de suceder en mi morfología, 

no son mías 

así como no lo es ese brillo lánguido tan suyo convertido en un resplandor incapaz de despertar a las sombras. 

 

Hoy presumo de ver a mi melancolía partida por la mitad 

atrapada en la ficción de su propio gesto,

y yo, desde el cielo de mi mirada inédita, la observo mientras noto sus manos de niño temblar

y temblar 

y tiemblan 

mientras yo me despierto en la cándida trama de beberme viva como si fuera la primera vez.