En la esquina para comprar el pan
salgo camuflado por la mañana...
-murió el esposo de mi vecina Ana-
¡Y vaya gran sorpresa que me dan!
Si salieron, regresan o no están
desapareciendo a una edad temprana,
sin lágrimas, sin sonar la campana
hoy ya no sabemos cuando se van.
Y así regreso a casa mientras pienso
“todo cambió, cambió lo que sentía”
pues hoy siento el temor menos intenso.
Como de película o fantasía
donde se logró perder el suspenso
muerte resulta hoy, pan de cada día.
Luis. Angel Castillo Aguirre
Los Derechos Reservados // 30-07.2020 //
Foto tomado de Red