angelcesar

Hijos del rigor

HIJOS DEL RIGOR

La vaina de este mundo en amarillo
ha dejado este frío como a un yuyo
de invierno y el menú en el platillo
no cambia, cada quien tiene lo suyo.

Un hombre caminaba en un pasillo

y un sollozo escapaba en un murmullo,
los otros en un bar con un pitillo
contaban sus historias con orgullo.

La rueda no se sabe a quien aplasta
mientras sigue cargándose de lodo
sin pensar que la senda sea fasta.

Claro está. Para un cambio solo basta

el ardor de una piel en el recodo
donde excita a los nervios por la plasta.