Mostrándote vestida de algoritmo
intentas que renuncie a pretenderte
diciéndome lo inútil que es quererte
por mucho que te entregue el corazón.
Anhelas que me aleje y que me asuste
tras cómputos de un déficit insulso
y buscas que desista de mi impulso
por medio de una amarga confusión.
Inhóspita resultas a mis ojos
en pos de que tu álgebra no entienda
sin nada vislumbrar o que comprenda
mi esfuerzo ante tu forma de sentir.
En cálculo imposible te conviertes
negando tu aritmética a mi hombría
y envuelto en un rechazo de agonía
sucumbo sin poderte descubrir.