Antes de acostarme me dice mi mamá; en esa bolsa he preparado todo, cuando llegue el día y que falta poco, está la ropita del bebé, tú me acompañarás al sanatorio, estate pendiente. Sentí un hueco en mi estómago ¿cómo otro más?, no puede ser, vamos a morir de hambre, ya somos muchos. Con furia y tristeza sólo respondí con un gesto mmh, no comprendía, ni siquiera me había dado cuenta que mi madre estaba embarazada, mi hermano el mas chico ya tiene seis años, ¡que estaba pensando!
Elisa era la mayor de cinco hermanos, entre ellos sólo había una diferencia de uno a dos años, su padre de vez en cuando los veía y la pasaban muy mal económicamente además de todos los problemas que rodean esas circunstancias. Desde que tenía uso de razón, siempre estaba al cuidado de los hermanos y el poco tiempo que tenía lo ocupaba para ayudar a su madrina. Era frecuente escuchar todas las encomiendas que le hacía su mamá cuando salía rumbo a la escuela con sus hermanos, entre cuidados y mandados.
Por las tardes ayudaba su madrina María (la Negra), en el cuidado de sus pequeños hijos, la comida y la televisión la despejaba un poco de su triste situación,
Elisa tenía casi doce años, había desarrollado una gran astucia que pareciera que tuviera quince años, inteligente y muy acomedida. Por fin nació su pequeña hermana a la que no quiso ver, tiene gravado el instante cuando su mamá le dijo, Eli ven a conocer a tu hermanita, comentando su hermano José ¡está bien bonita!,, mientras Elisa fingía no escuchar haciendo mas ruido al barrer. Guardaba un gran resentimiento el nacimiento de su hermanita, ahora suplía a su madre en muchas tareas y autoridad sobre sus hermanos. Pronto inició la secundaria y su madrina la llevó a vivir con ella, Por las tardes su madrina le daba permiso para llevarle a su mamá un litro de leche, tortillas que habían sobrado y en ocasiones hasta un poco de dinero. Elisa sentía que había subido de nivel al vivir con su madrina y aprendía las cosas como una esponja, su madurez agudizó sus habilidades y al término de la secundaria regresó a vivir con sus padres.
Su madre envuelta en la pobreza, el quehacer de la casa y el alejamiento de su esposo, la hicieron presa fácil de padecer de enfermedades nerviosas, ser una mujer triste y temerosa . Elisa había rebasado a su madre en educación, tenía un carácter fuerte con mucha disciplina y hambre de salir adelante. Pronto se convirtió en parte de la cabeza de la familia, estableciendo una relación con su madre como hermana, incluso hasta el punto de dirigirse a ella por su nombre “Hortensia”.
Con el tiempo se convirtió en una profesionista muy competente, nunca permitió que su madre trabajara y empujando siempre a los hermanos a tener una vida lejos de la pobreza. Elisa tuvo a su hija a la edad de 36 años. Siempre han vivido con mi madre, hasta que los problemas de adultos y roles de vida de las nuevas generaciones estallaron, dejando al descubierto la problemática conducta de Elisa.
Mi hermana y yo somos tan parecidas, tenemos una conexión a pesar de los doce años de diferencia que tenemos, parece que estamos enlazadas en un mismo lenguaje, para mí ha sido una imagen de respeto y admiración, siempre nos hemos apoyado y hasta podría decir que la considero como mi segunda madre.
Elisa padece de ansiedad y depresión, situaciones que cada día se agudizan generando un caos en su vida,motivo alarmante que hizo que la convenciera para asistir a terapia psicológica grupal. Fue hasta ese momento cuando realizábamos un ejercicio llamado el niño que llevamos dentro, cuando al término de las narraciones, la psicóloga se dirige a ella y le dice, Elisa, ¡tú no tuviste infancia a ti te la robaron!
Ahora comprendo y entiendo a Elisa en muchas situaciones, las experiencias de la vida dejan huella que repercuten con el tiempo, provocando problemas en la conducta, en nuestras relaciones interpersonales y con la sociedad, algunos los podemos superar con ayuda profesional mientras otros son irreversibles.
Taltamira.