Algunos momentos de nuestra vida son bellos pero en su mayoría muy difíciles,
son instantes donde aquella persona se torna maravillosa e indispensable,
a diario somos atacados, sin consideración alguna, con dardos y letales misiles
pero ese ser espléndido surge mágicamente en una cálida forma impensable.
El ser humano, por naturaleza, requiere para su pleno desarrollo una sociedad,
no fue diseñado para estar a solas en esos lejanos confines siendo un ermitaño,
esa compañía paliativa nuestras angustias con lujo de detalles a entera saciedad,
esto ocurre hoy pero ha sido sin duda el más majestuoso tesoro desde antaño.
Aquella persona debe ser amigo, amante pero en extremo un singular confidente,
el sexo, que es algo precioso, será relegado, tenlo por seguro, a un segundo plano,
el placer por el placer conlleva al hastío, se torna rutina, puede generar un accidente
nos organiza un cruento e inesperado viaje en un inseguro y destartalado aeroplano.
Busca con extremada cautela aquella compañía que haga de ti una nueva persona,
debes ir sin prisa porque hallarás incontenibles tormentas y largos contratiempos,
tendrás que emplear al máximo toda tu acumulada energía y sin igual testosterona
el futuro hay que tomarlo muy en serio, luego buscarás encantadores pasatiempos.
Jaime Muñoz, 25 de diciembre de 2019