Todo llega como un suave murmullo
que va creciendo de intensidad hasta ensordecernos,
como si estuviéramos al pie de una cascada.
Nuestros sentidos se liberan de todo control terreno
y se elevan a la inmensidad infinita, más allá de toda dimensión humanamente imaginable, rodeados de esferas luminosas
de colores inconcebibles y belleza sin límite,
¡oh padre supremo! cuan incomparable es tu reino!,
gracias por tanto amor.
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