Solté mis sueños de un mañana,
...ya sin ansias
anudados al volar de una cometa
pero solo recorrieron la distancia
que el largo de la cuerda permitía
ese alcance que le otorga la cordura
y no el desenfado, la locura o la utopía.
Seguí siendo, ese hombre tan común
respetuoso de los usos y costumbres
pidiendo permiso a cada paso
y perdón…, aunque no fuese necesario
tratando de complacer con insistencia
y si observado…, pasar inadvertido.
Por el medio, sin asumir los riesgos
con estructuras y cadencias muy simétricas
rutinarios recorridos y placeres
enmascarando los miedos reprimidos.
Pero un día reflexivo…, de tristeza
recogiendo la cuerda lentamente,
desvaído...,
a mis sueños adosé mil fantasias.
Remontando nuevamente la cometa
y ya alcanzada gran altura...
corte el hilo que sujeta la cordura.
Liberando mis profundas fantasías,
sueltas se tiñeron de locura,
otorgando a mis deseos valentía.
Y desde entonces voy mirando el cielo
pudiendo así seguir su vuelo
golondrinas que buscan el estío
mis fantasías ya persiguen su utopía.