Como cada noche ha sucedido,
una luciérnaga se detiene
en la ventana que siempre tiene
un pedazo de tela raído.
Salpicando sus brillos de luz
ilumina mi noche nublada,
me obsequia polvitos en cascada
derramándolos a contraluz.
Un hermoso mensaje me trae
de la estrella más linda y brillante;
el elegante y fino colgante
que con mis lágrimas se contrae.
Paciente y en silencio la escucho:
\"Tus anhelos se han de cumplir;
no te angusties, déjalos fluir...
Para estar con él no falta mucho.\"
Se retiró graciosa y veloz
dejando atrás el aroma suave
que mi madre, delicada ave,
despedía con su bella voz.
Anna Gutiérrez.