Soy prisionero de amor
Al despertar la mañana
cuando se encienda la aurora,
mis versos que te enamoran
entrarán por tu ventana.
Un derroche de perfume
saliendo desde mi boca,
con amor que se desboca
en mi cuerpo se consume.
De mis labios van saliendo
pétalos de bellas rosas,
cuan alas de mariposas
que a tus labios van subiendo.
Mañanas de suave viento,
aromas de hermosas rosas,
son perfume de mis prosas
llevándote sentimientos.
Los mis amores del alma
con suspiros van saliendo,
porque están ellos pidiendo
amor que le traiga calma.
Adornado está tu pelo
cual luna de media noche,
galán poniendo con broche
una capa sobre el suelo.
Así quiero yo entregarte
el amor más verdadero,
el que está en mí prisionero,
encerrado por amarte.
Desátame las cadenas
si crees mi amor sincero,
o déjalo prisionero
sufriendo todas sus penas.
Que las penas son muy duras
alejado de tu vera,
sin vivir tu primavera
disfrutando tus dulzuras.
Embriágame de ternura
cubriéndome con tu amor,
para calmar mi dolor
que sin ti no tiene cura.
Saldrán de un fuego de amor
llamaradas de alegría,
brillando cual luz del día
encendida con furor.
Se romperán mis cadenas
acabando mi dolor,
en esta cárcel de amor
donde yo, lloro mis penas.
No existen mayores penas
para un amor condenado,
que apartarle de su lado
lo que corre por sus venas.
Que la verdadera pena
de este preso desgraciado
es un amor olvidado
por el que cumple condena.
Ábranse todas las puertas
de la cárcel del amor,
dejando allí mi dolor,
mis llantos y mis cadenas.
Llenarme todas mis venas
con aromas de las flores,
para curar mis dolores
por esta larga condena.
Besando tus rojos labios
volverá sangre a mis venas,
volando todas mis penas
olvidando mis calvarios.
José Ares Mateos