España en ristre.
No tuviste una guerra civil entre hermanos.
No fue la guerra civil Española,
La guerra de Caín contra Abel.
Sino que fue una blasfemia.
De Cristo contra la humanidad.
Sacerdotes convertidos en emisarios del infierno.
Sacando de los campos de girasoles a los prisioneros,
Para fusilarlos.
Induciendo al suicidio, a la locura, al tormento, al silencio,
a los que predicaban con la palabra :
paz, justicia, igualdad.
Ni paz, ni justicia, ni igualdad, ni palabra
Ha quedado sobre España.
Que descansa en un talón de Aquiles
sobre sus fosas comunes.
Horrores como ninguno en todo el mundo.
España, bergantín del occidente Europeo
Que recorre infatigable exploradora
Los cuatro puntos cardinales, evocándose conquistadora.
Moralista en su lucha contra la memoria de los muertos.
Vendedora aplastando a los vivos y a los muertos.
Hombres y mujeres fueron,
los que segasteis como el trigo a balazos.
Hombres y mujeres fueron
Tirados como guijarros a los barrancos,
Como las piedras a los ríos.
Sonaron los cuerpos hundidos,
Y el espantoso silencio por los siglos.
Arrojados como basura sus despojos a la tierra.
Hombres y mujeres fueron
Pasto del odio de los lobos,
y de la indiferencia de este pueblo.
Hombres y mujeres fueron
Que tuvieron rostros carnales,
como seres humanos que fueron,
devorados prematuramente por las balas,
que hablando poco cuando salen de la boca del fusil,
no dejan ya hablar nunca más al otro.
Esta patria se ha levantado,
Como el máximo promontorio del infierno terrenal.
Cuya única cultura y religión,
Es el último creo occidental dedicado al canibalismo,
España, reducto del dolor, del eterno silencio, del miedo, de la angustia,
Del acoso, el espanto, del desprecio por la palabra,
Y por el desden por los todo lo que signifique humano.
Hasta protesta por una mínima memoria.
Por la memoria histórica y la humanidad.
II.
Epilogo al poema.
Hoy Martes 28 de Julio, es mi segundo día que acudo voluntario al cementerio de Castellón, para ayudar a los arqueólogos y antropólogos forenses en las exhumaciones de los represaliados por el franquismo en Castellón. La poesía que he escrito, forma parte de un discurso sobre la justicia, y los derechos humanos en una España que los abandona. La memoria histórica es víctima del odio y la indiferencia. No sé que es más imperdonable.
Nuestros muertos tenían nombres. Se levantan en unas placas en el cementerio de Castellón junto las fosas comunes, la mayoría por abrir todavía en el 2020. El dolor de ayer es el dolor de hoy, archivado en las casas, en las aldeas, en los pueblos, en las ciudades, en el corazón, y en los ojos. Hoy he visto desnudo, cubierto solo por tierra al alcalde de Lucena fusilado en 1939. Tenía la cabeza ladeada, rota por casi todos los lados, estaba chafada por una piedra. Su visión me ha espantado y sobrecogido. He vuelto los ojos al cielo, y he visto el infierno precintado por un cristal blanco. Ha rebotado mi mirada de nuevo a esta tierra. Allá habían algunos cadáveres…tiraron a la fosa común boca abajo.
El corazón del hombre es granito, y el corazón del hombre es hermoso, ama después de que hayan muerto.
Ángel Blasco.