Discutían a la vera de un cristalino río
dos griegos, Parménides y Heráclito,
sobre el Movimiento y su desvarío,
punto axial en la lid, grito a grito.
“-Nunca dos veces te bañas en un mismo canalaje”
clamaba rotundo el egregio Heráclito
…” aguas que viajan, el Tiempo cambia el paisaje”
aseguraba con alto fervor de tan ínclito.
-“ Todo mera apariencia del cerebro al corazón”,
refutaba muy sereno el filósofo de Elea,
dándole imprevistos posibilismos de razón;
un bíblico Predicador, de repente, recrea:
-“ Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará;
¡no hay nada nuevo bajo el sol! ...”
que aquí lo convincente nos demandará
por la conducta de nuestro pobre crisol.