El viento me ha traído tu recuerdo
golpea con dureza mis sentidos,
vivir tu lejanía me acongoja,
me causa desazón, es un martirio
que daña sin piedad mi corazón,
lo deja atormentado y compungido.
El canto de los pájaros no brilla
perdió todo fulgor, perdió su ritmo,
tampoco se resaltan los colores
bordados en sus plumas con cariño.
Tu ausencia me provoca soledad
momentos, angustiosos y el hastío,
la duda del regreso me obnubila
me deja sin aliento, pierdo el juicio.
¡Oh Vida! me sometes a una prueba
no sé, cuál es la culpa que cobijo
el único pecado fue entregarte
mi ser, lo sabe Dios, que es mi testigo.
Arriban lentamente las penumbras,
la luna cavilosa, perdió brillo,
mis ojos son reflejo del tormento,
no duermen, cabizbajos y rendidos.
¿Por qué mi fantasía se perdió?
¿A dónde se fue nuestro paraíso?
¿No estuve cultivando tu ternura?
Acaso, ¿Te burlabas del idilio?
Preguntas sin respuesta que son dagas,
veneno que me causa los delirios
dejándome postrado sin remedio
atado al tormentoso y hosco limbo.
Estoy abandonado, ya sin fe,
no tengo voluntad, es un castigo,
es triste lo que estoy atravesando
me siento sumergido en un abismo,
quisiera liberarme de esta pena
que es áspera y me deja sin alivio.
“Espero desatar estas cadenas
que son para mi ser un cruel suplicio
acepto eternamente tu crueldad
requiero ser un hombre redimido”