Matías García Fernández

Tus dorados ojos

Como las espigas,
brillan tus dorados ojos al sol,
en el atardecer del otoño,
en un retoño de amor.

En la tarde,
me da sed de tus besos,
de tus versos de celo,
de tus brazos de cielo.

Lanzaré un puñado de pájaros,
para abrigar tus oídos con cantos,
en donde estés pasando
este otoño bravo.

En la noche,
tus cartas se hacen miel,
tus palabras una jalea,
mis recuerdos un tesoro.

Soplaré las estrellas
hacia tu terraza
para abrigarte el alma
de brillo y ámbar.

En el alba,
quiero besarte el alma
y que mi sed se apague
hasta verte arrimar un día
por mi ventana.