Zagala de cabellos en llamas,
como bandadas de luceros
-estas en mis ojos-
como mi soledad y mi silencio;
Puedes saberlo
-también sentirlo-
Como vibras en mi temblor extraño
y mi distante sombra que se ausenta;
Algo tuyo se sepulta aquí
en mi pecho
con la ternura de los astros.
Se me estruja el alma en tu cuerpo
al escucharte;
Y al verte sonreír -en el crepúsculo-
se oculta la luna;
Se acostumbran a ti
mis extraños rincones,
donde se acurruca mi solitario corazón,
que al encontrarte
y entre tus manos delgadas,
como alas que se extiende al viento,
se derrama y se extravía.