Lo intenté con todas mis fuerzas, y las suyas...
Quise despojarme de mi sentido primigenio,
de los moldes que mi evolución confeccionó
para mí, pero no pude...
Vivir a su dictado fue mi primer mandamiento,
sin otro éxito que la relatable ausencia,
la inconsciencia de la deriva de los acontecimientos.
No era dable otro destino dadas las circunstancias.
Quise —como ejercicio de complaciencia—
ser su trasunto, ser el diseño que de su impresora
3d debía rendirse cumplido tributo.
Quise ser, quise experimentar otro yo
por ver si casaba con mi substancia,
con mis venas, con mis flujos instersticiales...
Quise por Harmonía, por que se respirara
en el nido de pluma y espina de nuestro amor
la paz que convenía a mis humores, al de los niños...
Quise, pero el destino, el designio ignaro e ignoto
que se me tenía preparado era muy otro.
Quise servirle, quise una sonrisa de aprobación,
aunque fuera a costa de mi destrucción,
de mi aniquilación silenciosa, ignota, ignara...
Quise ser, y estuve a punto de casi serlo, pero
el destino no quiso, tenía otros, muy otros planes
para mí.
Dios sabe que lo intenté, y ella tambíen intentó
que su horma cupiera entre las curvas de unos huesos
que no se dejaron hacer al fin y al cabo.
Quise...
Y ella también.