Murió el cuerpo de mi madre,
pero muerta no está ella.
Sus restos son para el mundo.
Para el cielo......una diadema.
Contemplo el orbe en las noches
y el brillar de las estrellas
y los ojos de mi madre,
entre sus órbitas rielan.
Más allá, en un santo sitio
habrán emociones bellas
y al menos, de parte mía,
una nieta con su abuela.
Ella velará por todos
con su caridad inmensa.
Irá restando las penas
y amainando las tormentas.
Murió el cuerpo de mi madre
pero ella viva se encuentra.
Por el alba y por la noche
su sonrisa será eterna.