No se que me duele más, mi propia ausencia o la de los demás
navego en un mar de preguntas, que nadie me contestará
Mi deber como persona, es ser cada día mejor
La escuela de la vida eso me enseño,
que aprender lo bueno, aunque sea con sufrimiento,
porque enaltece el alma, y algo bueno llegará a Dios
Porque sus hijos a los que ama, han vuelto en silencio,
y dicen gracias Señor, por tu bencición,
La calma llego, y nuestro corazón cambio
ya no miraremos al otro, con desdén, lo miraremos con amor
Al fin comprenderemos, que todos somos hijos de Dios
iguales en todo, menos en su condición, humildes o en ponderación
porque cuando entremos por la puerta, que nos conduce a Dios
afuera quedan riquezas y así, somos iguales ante el Señor
que a todos recibe con amor.