UN CANTO DE SILENCIO.
Cuando la noche se encontraba con su espalda, hasta la misma luna se reflejaba en lo que era, en una poesía de tan sólo una palabra y en un canto de silencio pestañeado por estrellas.
Cuando la noche se encontraba con su fuego, las sombras todas me decían que era mía: eran mis manos las que andaban por su cuerpo y eran mis pies los que a su piel daban caricias.
Cuando la noche se encontraba con su espalda, los mismísimos grillos detenían sus violines, y en una poesía de tan sólo una palabra, se irían nuestros cuerpos completamente libres.