Dos nubes algodonales
en un cielo despejado.
Dos estrellas celestiales
en un ocaso dorado.
Dos miradas pasionales
de unos ojos que han amado.
Dos imágenes frugales
de futuros anhelados.
Dos alientos invernales,
húmedos y acalorados.
Dos corrientes infernales
de vientos huracanados.
Dos sonidos abismales,
jadeantes y ahogados,
que son suspiros corales
de ese lamento turbado.
Dos quimeras ideales
de las vidas que has soñado.
Dos ideas ancestrales,
unidas desde el pasado.
Los espíritus labiales
de los ósculos licuados,
libertinos y carnales,
de las almas que han besado.