Donde nace el amor
Que hermosa es la mirada
acariciando luceros
y la luna tan diáfana me dice al oído
lo que no puedo.
Un cataclismo iluso
que ilumina ilusiones
prendido a la retina opaca
alentador de emociones.
La noche sorprendida y alucinada
bajo el esplendor de una mirada
y ante el desvelo,
sabe bien porqué este sentir,
diciendo lo que no puedo.
Mírame el alma siempre virgen
y no cansada,
no te asombre de mi playa,
ella es la reina
y sonríe al placer
de tu empinada espada.
Quiero calar tus huesos
sin dañar tu cuerpo,
revolcarme como quiero
en el huerto profundo
dándome vida al florecer
la semilla,
esa que despierta
quiere abrir al anochecer.