Ben-.

Entre otras cosas-.

Me chirrían en los dientes

en los pulmones que respiran

en las canciones que invento

en los silencios soslayados

en los pequeños placeres de

mis vértebras, y en las celebraciones

de mayo con alcohol, esos frecuentes

golpes de cadera, la indigesta mixtura

de placeres que nunca secan, sino que empapan

la intemperie salvaje del amor sin resguardo ni etiquetas.

Me lastiman las agujetas del reloj,

los opresivos sistemas amorosos,

de palabras llenas y tiernas alabanzas,

esos néctares jugosos carnosos y cerúleos,

esas manos que tropiezan siempre con el

cenit.

Es que yo nací decapitado. Asesinado

u hostil, restregado entre alfombras

con hedor a hembra bien dispuesta.

Entre lechos y ríos, y puentes desahuciados

por la codicia, se me fue la infancia, se me criaron

los hijos. A los siete o doce años

me fui de mí y nunca más volví

a verme. Aunque aquí esté-.

 

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