Hablame que la sonrisa
se me anuda; y queda
como rosa dentro de
un libro, escondida y muda.
Escribime, que me consume
esta locura, y sólo
tu amor puede la cura.
Leéme, que secándome
estoy sin palabras.
Dame tus versos,
dame tus alas.
Cantame que el amor se me apaga.
Y sólo tus notas
despiertan besos
en la mañana.