Los silencios de la noche
son el eco de la nada,
la penumbra es la postal
de una ciudad que dormía,
con sus calles tan vacías
donde deambulan fantasmas,
por esa vieja costumbre
de recorrer las distancias.
Ya con la noche extendida
Se regalan a sus almas,
entre música y poesía
con acordes de guitarra,
o algun piano melodioso
pone fondo a palabras.
Y la voz de algún poeta
con su magia al recitarlas,
mientras las musas inquietas...
aspiran con los acordes
exhalan con las palabras
ofrendando sus destrezas
cuando ejecutan sus danzas.
Con la noche cediendo paso
se va acabando la calma,
la calle se hace murmullo
y empieza a clarear el alba,
los fantasmas se despiden
bajo un árbol en la plaza
y se van hacia los vergeles
donde refugian sus almas,
hasta la noche siguiente
que vuelven a las andadas.