Amor, volaste al espacio infinito
como el carmín de la amapola
y en tu alígero baúl te llevaste
los suspiros de la naciente aurora.
Te marchaste ligera de equipaje
en los brazos de una ingrávida ola
y volaste por el vasto universo
sembrando por él estrellas y rosas.
Tu blanca luz alumbra los espacios
donde habitan las luces y las sombras
para guiar los indecisos pasos de mi
alma cuando le llegue su última hora.
Amor, volaste al espacio infinito
como el carmín de la amapola
y en tus ingrávidas alas te llevaste
los suspiros de mi doliente boca.
En las alas del viento