He visto pocas veces a ecos que no saben de agonía, a voces lúcidas cuyas estrofas pronunciadas traspasaron a la roca. Para escudriñar en las estructuras del todo, tuvo que haber un principio, como el universo mismo alguna vez, y yo, rememoro con ahínco, a los espíritus que revistieron sus versos de una dosis generosa de inspiración, y rompieron al letargo de mi curiosidad.Si,mi historia comienza entre alcanos, alquenos y alquinos, y una suma de vectores.Entre la física de Newton, y los aldehídos, éteres y ésteres.Alguna vez en el edificio antiguo de la preparatoria tres, resonaron las ideas de Galileo. Un hombre barbado y de mirada serena: Mi Maestro Gerardo Barajas, se pronunciaba en aquel salón:¿Qué cae más rápido, una pluma o una bola de metal? desde ahí comprendí, que para contemplar al universo y voltear a las estrellas, todo inicia con el Maestro que inspira, que hoy es amigo y al cual le agradezco por sus enseñanzas.Después de todo, esa chispa de explicar cuanto existe y de hurgar en lo invisible en gran parte proviene de él.