Siryed Avles

El corazón de la reina Dido

Dido mi bella reina, dime ¿quién se ha atrevido?
pido me lo digas, corazón adolorido;
afligido estoy, soy por ti un grande, el aguerrido,
derretido estoy al verte así gran reina Dido.

Orando a los dioses estoy, gran corazón blando;
atando velas he de estar, como ya dejando,
osando ir a la mar, más yo siempre estare orando.

Alabando tus ojos estoy ¡me estas cegando!
¿cavando mi grande reina? cavando y llorando,
llorando por tu corazón, mientras yo alabando.

Plácido Cartago, de un pobre toro el bramido,
rugido africano, que de el gran Tiro ha venido,
acogido tu pueblo, porque lo es merecido,
aguerrido tu corazón de Tiro ¡que plácido!

Admirando tus lágrimas, tu pueblo querido,
afligido por su gran reina, la grande Dido;
escondido quiere su dolor, y no admirando.

Encendido como brasas tu corazón ido;
consetido tu gran amor, que ya se ha perdido,
bramido del mar que la bella tierra ha encendido.

Dido, no llores, que me pongo tan afligido,
abatido me dejas, culpa del atrevido,
vencido tu corazón ante el gran conocido,
herido en guerra, Eneas ¡ay mi gran reina Dido!