En un universo de transformación de la materia
la vida y su consecuencia
la muerte
copia la matriz
de la transformación universal.
Lo que no encaja en ese esquema
es el pensamiento, el alma, la consciencia
que al no transformarse en elementos físicos
tiene un destino incierto, tras la muerte.
La mente, gravita el cuerpo
no siempre en órbitas cercanas.
El enigma de qué trasciende tras la muerte
mueve nuestros pensamientos
imaginando cielos e infiernos...
tal como es la misma vida
a lo largo de los tiempos.
Debe haber algo tan simple tras la muerte
algo tan etéreo como nuestros pensamientos
prendidos a las vivencias de los otros.
Quizá, ya estamos regresando
en estas mismas letras.