Mañana, mañana mismo
me pongo a contar ovejas,
me inscribo en algún registro,
me consigo una licencia,
me voy a pasear a China,
a Tailandia y al Japón,
me guardo en el pasaporte
el boleto del avión,
buscando la ventanilla
para mirar el paisaje
donde vamos a llegar
después de dar muchas vueltas
y poder aterrizar.
Mañana desde temprano
me pondré bastante crema
para arreglarme la cara,
para sentirme mejor,
sin pensar en estos huesos
que van llevando despacio
mi cuerpo todo torcido
por las montañas y llanos,
los mares, las cordilleras,
las ruinas del altiplano,
las ciudades sin laderas,
los puertos con las banderas,
las tragedias, las carreras,
viviendo solo el momento.
Firuletes coloridos
con zambas comprometidas,
la alegría de la salsa,
con milongas y comparsas,
fantasía contagiosa
de sentirme realizada
aunque deje los jirones
de la piel en las estacas
con los pinches en las púas
de los alambres que atacan.