Coincide la cita con el título
Una vez estuve en el cielo,
y estuve solo, estando acompañado.
La Sagrada Familia me abrió sus puertas,
me concedió el agasajo de su presencia,
de poder verle, contemplarle, solo.
Fue trasponer la puerta verde
repleta de vegetal y mi alma
olvidó deudos y débitos familiares.
Busqué sin proponerlo refugio
entre mis grutas de acetilcolina.
Me elevé al cielo, sin querer,
a un cielo de colores pastel, catenarias
y ribeteado imposibles, inconcebibles.
No pude evitar posarse sobre mi mente
la viva imagen de Stendhal y su Santa Croce.
No tuvo mejor elección que evadirse
por la rendija que le ofrecía esa anécdota
y evitar precipitarse por el maravilloso abismo
que invadió al insigne poeta,
y que casi da al traste con su vida.
El recuerdo del escritor francés
me libró de su pálpito. Es lo que tiene conocer.
Hay momentos en que no cabe nadie más que tú,
un alma no tiene tanto espacio tampoco.