SENILIDAD.
Me acerqué hasta tu alma,
titubeante no lo niego,
como la tormenta calma,
en un cenit veraniego.
Y me adentré a tu corazón,
palpitante en su quietud,
más yo temí con razón,
no amaras mi senectud.
Y que equivocado estaba,
si en el amor no hay edad,
ni el tiempo ido contaba,
sólo el instante de amar.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)
1 de Agosto del 202.