Qué ligereza en el tiempo,
cuando no caben las horas en la almohada
y me discuto indispuesta con el sueño,
mientras te pienso
en la ilusión más osada.
Y me doy cuenta que,
sin pretender
ocultar o buscar,
que sin querer…
Y sin pensarlo dos veces,
encontré una fantasía
cuando te hiciste realidad.
Que tenerte sin poseerte,
y besarte sin duda
ni cruda, al punto directo
donde colapsan universos,
al roce de tu piel con la mía,
ha sido el mejor enigma.
Y es que me he vuelto
fiel devota a tu risa,
al sabor de tus labios,
la seducción de tu mente,
el poniente más lejano
entre placer y deleite,
porque te quiero.
Cuando jamás
lo había hecho.
Por: Tezla Abastida
22/07/2019
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