La espina cruzó el costado
como daga envenenada;
y, la conciencia sangrada,
gota a gota más sufría.
¿Por qué será tanto el llanto,
sufriendo el alma fastidio,
como el ave en su presidio,
sin libertad cada día?
Agita el viento los mares
y también las arboledas;
lo que siembras, lo que heredas,
te dejará sentenciado.
¿Por qué tantas ambiciones,
cargadas con inmundicia,
si será tu cruel codicia
quien te deje derrotado?
Lloran unos, gozan otros
y es la de nunca acabar,
la verdad hace temblar
como el sismo inesperado.
¿Quién valora la mentira?
¡Qué la conciencia responda,
diga, grite y corresponda,
para no quedar frustrado!
Muchos corazones rotos;
y otros más avergonzados,
caminarán muy diezmados
perdidos al horizonte.
¿Quién ve las realidades,
sin leerlas cada día?
La mente y su apoplejía
es grande cual mastodonte.
¡Pero extirpen la espinita!
que el cuerpo tiene sangrado,
sangrando estará agotado,
con toda su fuerza en ruinas.
¿Pero quién sana la herida,
con su historia desmembrada,
agonizante y cansada,
si su savia contaminas?