Una luz a lo lejos
se ve en la distancia,
se esfuma sobre mis ojos
que se van poniendo viejos
mientras mi vista se cansa.
La luz que veo a lo lejos
me ayuda a encontrar un foco,
una meta, una escapada,
y me pone un poco triste
mientras creo que me gusta
el pensar que en esa luz
veo mi vida alargada
preguntando cada tanto
cuándo es que la luz se apaga.
Muchas veces en la espera
de contar mis alegrías
de juventud y de causas
que recuerdo todavía,
si me van interesando
al empezar cada día,
mientras mi cuerpo
se encorva, se desarma,
y desparrama
en la niebla gris y blanca
de lo poco que me falta
para dejar esta tierra
que llega a sentirse yerma
cuando tanta gente aguanta.