Me Acosté contigo fresca en mi pensamiento.
Y dormido te soñé,
soñé que te acariciaba,
soñé que te idolatraba,
soñé que te besaba por encima de él,
soñé que a través de el,
Te mordía esos labios,
suaves y humedos.
Pero me molestaba hacerlo a través de él,
lo sentía como un muro entre tú y yo
y no contuve ese deseo de derribarlo
y no pude aguantar mas ese deseo de quitártelo,
y te lo fui bajando suavemente,
y lentamente te lo fui quitando
y ya con el,
en mi mano izquierda
lo arrojé.
lo arrojé lejos,
lejos como se arrojan los estorbos del camino,
y ya sin él,
acaricié esa parte rolliza de tu cuerpo,
suave, delicada y desnuda,
desnuda y tibia,
y la besé,
y entre beso y beso,
un halo de fragancia se escapó de lo más intimo,
y quedó al descubierto lo más sublime de tu fragancia,
y detrás de la fragancia de ese halo,
halo con sensual olor de mujer,
acaricié el marfil de tu blanca y brillante dentadura,
porque ese infame y protector cubre bocas,
no me dejaba descubrir
el tesoro de tu belleza interior.