Las piruetas de tu huida se escurrían lentamente
entre el humo de un cigarro moribundo
que se extingue muy a prisa.
Misteriosa incertidumbre que perturba.
Esta escena de ficción nos va ahuyentando.
Trampolines de un amor malabarista.
Te aventuras libremente a los extremos.
Te transportas en la aguda soledad que nos rodea.
Tu apariencia transitoria se derrite,
y te vas haciendo parte del silencio más cerrado.
Fue fugaz la pasión que acordamos.
Decidiste abandonar nuestra novela,
y tomaste el primer vuelo a tu destierro.
Te marchaste sin llevarte ni un “te quiero”.
Tu veloz deslizamiento se convierte en desafecto.
Me he quedado desolado,
agarrado de un lamento inaguantable…
sin afecto…
y ni siquiera me di cuenta.
Te alejaste tan a prisa.
Insensata siempre tú con mi cariño,
no te importa arriesgar nuestros recuerdos.
De seguro tu y yo perderemos equilibrio,
y caeremos al vacío del olvido...
sin reencuentros.
Pero luego de esta prueba inconsecuente
no podrás repetir tus acrobacias arriesgadas...
porque todo terminó con tu perfidia.