En ese día tan gris
en el que no llovía
pero dentro de mí
la lluvia la sentía.
Es que mí corazón
así llovía y llovía.
Yo sentí que mi vida
de nada me valía
y que de pena moría
porque triste me sentía
en esa soledad tan fría.
Y apareciste y no lo creía
Eras tan bello
como el puro invierno
como un guijarro rebotando
en el estanque de mí vida.
Eras tan jovial y lindo
que eso me sorprendía.
Y me llenaba de alegría
la forma en que sonreías.
Ambos caminábamos
descalzos, por aquella
blanca arena, tan tibia
y yo sentía que soñaba
porque todo en él, a mi
me gustaba.
Cupido nos vigilaba
para clavarnos su flecha
directa al corazón
sin ninguna compasión.
Y valió la pena el dolor
que eso a mí me causó.
Y le agradecí a Cupido
que se apiadó
de los dos.
Esto no lo buscaba
y menos lo esperaba.
Que así me enamorara
sin que yo lo planeara.
EVOLA.RL
03/08/2020