Señor, tú conoces el futuro pero quieres fundir en el crisol el precioso metal
deseas enseñar al hombre que las grandes cosas requieren inmenso sacrificio
sin importar que el esfuerzo a realizar sea interpretado como un acto letal
anhelas que el ser humano desde un principio construya un sólido edificio.
El ser que creaste ha comprobado, con creces, que eres su máximo bastión,
cuando en el hombre impera su irreflexivo egoísmo se cree autosuficiente
lanza al fuego tus magnánimes principios para que activen la combustión
sólo se acuerda de ti cuando la desgracia llega y se siente un impotente.
Eres el dueño absoluto de la creación, en este bello mundo de paso estamos
caminando guiados por tu santa mano escalaremos las más altas cumbres
carecen de importancia los infranqueables obstáculos que en la vía hallamos
todo es reducido a polvo y en nuestro sendero desaparecen los derrumbes.
Los humanos somos muy contradictorios, poco entendemos del valor de la vida
cuando estamos al borde del abismo y comprendemos que ya no hay solución
nuestra alma por completo se marchita, sabe que taponaron por siempre la salida
si un dolor se incrusta en nuestro espíritu de inmediato entramos en una depresión.
Jaime Muñoz, octubre 31 de 2019
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